Una jovencita y una madura se comen un rabo gigantesco


Está madura está más que contenta pues no puede creer el enorme tamaño que tiene la verga de su amante, tan gruesa y gorda que supera incluso su propio brazo. Cual una niña con un caramelo que le gusta mucho hace lo posible por chuparlo, pero apenas si la punta le entra en la boca, por lo que la lame con hambre. La madre de la chica llega a la casa y encuentra a la niña comiéndose esa polla, y se pone a regañarla. Sin embargo la mujer no puede creer el enorme tamaño de ese monstruoso rabo, así que lo prueba junto con su hija.