Una mamada que todos querríamos recibir, hecha directamente por todas nuestras compañeritas de instituto. No sabemos si este es el caso, pero sí que hay unas cuantas chicas con las tetas al aire dispuestas a comerle la polla. El chico se queda bien quieto recostado en una cómoda silla, mientras una a una se disponen a comerle su largo rabo, trabajando con todas sus fuerzas para ver si logran hacer que se corra. Tiene bastante aguante pues pese a que lo intentan, no logran arrancarle ni una sola gota de leche. Van a tener que trabajar bastante para poder hacer que se acabe.
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