Un jovencito gay es interceptado por la calle por un hombre, que habla con él y le hace unas propuestas bastante lascivas. La propuesta es sencilla, que se deje follar por dinero, una suma que es del todo bastante atractiva para el chico. Acaba aceptando y escapándose con el desconocido hasta su departamento, donde se pone cómodo y deja que le haga un masaje. No demora en ir al punto así que el chico tiene que comerle la polla, para luego quitarse los pantalones y recostarse en una mesa a cuatro patas, dejando su culito peludo dispuesto y listo para que lo penetren por detrás.
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