Nikki Waine acude a un casting, donde se va a comportar como una verdadera guarra para obtener un papel en una peli porno. Les demuestra que comiendo rabos hay pocas como ella, tragándose una verga que pese a ser larga, logra metérsela garganta adentro, de una manera bastante impresionante. Satisfechos de saber que sabe cómo se chupa, ahora la tiran sobre el sofá en cuatro, bastándoles con correrle la tanga para metérsela en el coño, y darle con todo. Ella sí que sabe gemir, adaptándose a cualquier postura que a los chicos se les ocurre, dándonos un poco de pena que no llegase a ser necesario el sexo anal.
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