A esta madura se la ve muy contenta y sonriente, tirada abierta de piernas como está en el sofá, y es precisamente porque un negro de verga larga y gorda está a punto de meterle su rabo. Ella lo recibe encantada, y se agarra de su pecho mientras que el negro, cual un pistón, entra y sale de ella sin detenerse, haciéndola jadear que da gusto. La madura comienza a perder el control a medida que llega al orgasmo, y se corre una y otra vez mientras que el negro embiste y embiste sin parar contra ella, una y otra, y otra vez.
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