La abuela sensual se quedó sin agua en la cocina, y ha llamado al repartidor de costumbre para que le traiga una garrafa. Siempre le tuvo ganas y esta vez, la abuela se atreve a esperarlo tirada en la cama con un juego de lencería, y proponiéndole al chico ni bien entra que si se quiere ganar un dinero extra dándole rabo. El chico la mira asombrado y se lo piensa al ver todo el dinero que la abuela le ofrece, por lo que acaba aceptando la propuesta de la vieja a la cual le come las inmensas tetas. Se le para el rabo y ella se lo chupa, y el chico se lo entierra a la doña y le da polla con ganas.
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