Unos amigos juegan a la play, y apuestan que el que pierda se va a tener que dejar romper el culo. Al parecer a los dos les gusta tanto el premio, que ya no se sabe cuál de ellos juega peor. Cuando se dan cuenta de lo que están haciendo, dejan de lado la consola para ponerse a jugar ellos mismos con sus palancas, besándose apasionadamente y dándose unas buenas sobadas a sus pollas. De esta forma, tomando turnos, tanto los dos la chupan como se rompen el culo, respetando ante todo los turnos para que los dos puedan disfrutar de ese placentero polvo.
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