Otros dos rabos salen de la pared


Los dos chavales empiezan a pajearse cada uno su polla, pero el blanquito se muere por probar el rabo del negro y se tira con la boca abierta a comérselo todo de un solo bocado. El negro se dedica a comerle los agujeros cuando de repente aparecen otras pollas por la pared que el pasivo no duda en chupar también, muriendo de vicio y placer con una abundante corrida.