Una negrita hambrienta de rabo está a punto de comer, y tiene una enorme banana para entretenerse, tan grande que apenas si le entra en la boca. Ella no sabe muy bien como comenzar con ese caliente juguete, pero hace todo lo que puede por tragarlo bien adentro, mientras que su marido también da parte de su coñito, lamiéndolo en un 69. La mamada se extiende por largos minutos, mientras que la putita traga y traga esa polla que finalmente, le estalla en leche entre las manos, por lo que ella sigue chupando para devorar hasta la última gota que brota de la punta como un volcán.
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