Espiando debajo de la falda de mi hermanastra


A mi hermanastra le tengo ganas desde hace mucho, y no puedo evitar mirarla a cada oportunidad que tengo, especialmente cuando va con esa corta mini falda. Tirada en el sofá, con el culo casi al aire, me manoseo espiando detrás de la puerta, pero esta vez me animo a entrar y la manoseo, sin que ella diga absolutamente nada al respecto. Le muestro lo que ha provocado, que mi verga quede dura como garrote, y se la pongo en la cara. Ella sonríe al verla, llevándosela a la boca con suavidad. No lo puedo creer, así que me envalentono tras la mamada, y voy directo a por su prieto culito.