Cuando las madrastras son unas maduras cachondas, no pueden evitar despertar calentura en sus hijastros, que siempre se las arreglan para espiarlas. Esta madura tetona se encuentra limpiando la casa, cuando se da cuenta que su hijastro la mira con cara de deseo desde la ventana, tocándose la polla. Lo regala y lo hace entrar a la casa, mandándolo a la habitación. Pese a que va a regañarlo nuevamente, la situación se retuerce tanto que ella acaba desnuda sobre la cama, con el chico lamiéndole todo el coño. Le da de perrito y de misionero, y le deja todo el coño lleno de leche.
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