Un polvazo por la mañana


Cherie Deville y Bruce Venture se ponen todos románticos, por la mañana, ella despertándolo en lencería, trayendo algo para hacer boca. Pero él no quiere hacer boca con el café, ni mucho menos leer el periódico. Quiere hacer boca con ella, que no para de manosearle el bulto entre las piernas, que cada vez se pone más y más duro. Ella se quita la minúscula ropa interior tras hacerle una mamada, deseosa de que la penetre de una buena vez, su coño prendido en llamas. El polvo es duro y a lo bestia, tan duro que solo se detiene con un estallido de leche dentro de ella.