La gorda es insaciable


El viejo no resiste mucho tiempo sin que sus manos toquen a la morena, que nada más sentir el roce empieza a gemir muy cachonda indicándole al pervertido lo mucho que goza con los agujeros empapados y su polla dentro de la boca… La golfa monta encima del cachondo y empieza a botar al ritmo de sus propios jadeos, consiguiendo exprimir el rabo al máximo para acabar con la corrida decorando sus enormes melones.