La esclava perfecta

Una chica juega con su esclava sexual, a la que le gusta tratar como si fuese un perrito. Hasta la saca a dar un paseo y todo, y tiene un arnés y mascara con la cual amordazarla. La sensualidad ante todo, y la perversión también, porque tanto a la esclava como al ama le gustan los juegos pervertidos. El ama se pone una polla de goma en la cadera, amarrada con un cinturón, y obliga a la esclava a que le de una buena chupada. Luego la ordena ponerse en cuatro y quedarse bien quieta en el suelo, sobre un espejo, mientras se la folla rico y suave por el culo.