Hasta los cojones de siempre lo mismo


Como si no le importara la golfa pasiva recibe una taladrada en el coñito desde el primer momento… Tras trabajarle el clítoris con el prepucio la zorra no siente nada en la follada, cogiendo el teléfono y pasando de lo que hace su novio el cabronazo comienza a embestirla duramente para que gima al teléfono y esté atento a él, continúa percutiéndole hasta que la puta tiene que irse.