Este hombre tiene a su mujer bien entrenada. Cuando ella está caliente tiene que suplicarle que la atienda, si es que quiere algo de él. Mira como la zorrita se le aparece con un caliente juego de lencería mientras él le una revista, y parece que no tiene ganas de prestarle mucha atención. Ella quiere correrse, y parece que a su marido le fastidia todo eso. Ahora no quiere follarla, pero le dice que puede utilizar su pierna para frotarse y correrse si lo desea. Ella se frota a lo bestia, demasiado a lo bestia, lo que le interrumpe la lectura sin remedio. Solo se va cuando finalmente se corre.
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