Dee Williams tiene verdadera debilidad por los jovencitos, especialmente si estos son vírgenes. Está bien atenta a los amigos de su hijo, quienes no paran de mirarle las tetas. Siempre se asegura de alguna excusa por hacer que los chicos vengan a la casa, y de mantener a la vez a su hijo lejos, para poder abusar de ellos. Este chico se ve tímido, y ella hace con él lo que quiere, hablándole succión en el sofá, convenciéndole de que se saque la tranca para que se la chupe. Comienzan así, claro, pero luego continúan con un polvo salvaje en la sala, ella toda una vampira de leche.
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