Un chico se prepara para pasar la tarde estudiando, cuando desde la sala escucha algo que le llama la atención en la habitación. Abre la puerta para espiar y se encuentra nada más y nada menos que a su abuela desnuda, de piernas abiertas, masturbándose con un consolador. Pese a todo esto le pone y le deja la polla dura, cosa que la vieja nota al mirar hacia la puerta, también excitándose. Ella va hasta él y lo invita a pasar a la habitación, usando una mano para menearle la polla que poco a poco se mete en la boca. La mamada no es suficiente para satisfacer al chico, por lo que se retiran a la habitación donde él se la folla hasta correrse.
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