Sus tetas aplauden de alegría


Con ese par de tetas es normal que se ponga cachonda con ella misma, estrujándoselas con las manos y acariciando su coñito por encima de la ropa, esperando a algún voluntario que la ayude a descargar adrenalina. Un cabrón se sacrifica por la zorra, ofreciéndole su nardo como asiento, dejándose caer para sentirse atravesada por el falo, golpeándose las tetas entre ellas cuando el putero la embiste con fuerza, pringando su boca con espesa corrida.