Mi amiga se disfraza de gatita guarra para Halloween


Es Halloween, y teníamos la idea de ir a pedir dulces con mi amiga. Cuando llego a la casa para recogerla, resulta que me está esperando así, vestida de gatita sumisa, con una tanga minúscula que no deja nada a la imaginación. Ella adora follar, y claro, siempre es mejor quedarnos en casa follando, o hacerlo y después ir por los dulces. El único dulce que ella parece querer es mi nabo por como lo chupa, y el que a mí me interesa es ese delicioso culo. Ninguno de los dos se queda con las ganas, porque tras la mamada, ella me aplasta la polla a lo bestia con unos descomunales sentones.