En pleno turno, una ardiente enfermera asiática siente la incontrolable necesidad de tocarse el coño, una calentura que es incapaz de controlar. Primero se mete las manos dentro de la mini falda para frotarse su cosita, pero eso no es suficiente para satisfacerla. Encuentra que la camilla tiene un extremo un tanto delicioso, así que se pone a frotarse contra la punta de esta, para simular que es una polla y que se la están follando. Entre jadeos y acomodos, la chica se saca el uniforme y se salen sus tetas del sujetador, mientras continua frotándose hasta que le llega el orgasmo, aflojándole las piernas de piro placer.
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